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viernes, 18 de febrero de 2011

#80



La historia que va a ser relatada a continuación versa sobre una especie de duelo.

Se trata del duelo entre dos contricantes muy desiguales: un Estado tremendamente poderoso, fuerte y despiadado, y un individuo particular pequeño, anónimo y desconocido. Este duelo no se desarrolla en el campo de lo que comúnmente se considera la política; el particular no es en modo alguno un político, ni mucho menos un conspirador o un "enemigo público". Está en todo momento claramente a la defensiva. No pretende más que salvaguardar aquello que, mal que bien, considera su propia personalidad, su propia vida y su honor personal. Todo ello es atacado sin cesar por el Estado en el que vive y con el que trata, a través de medios en extremo brutales, si bien algo torpes.

Dicho Estado exige a este particular, bajo terribles amenazas, que renuncie a sus amigos, que abandone a sus novias, que deje a un lado sus convicciones y acepte otras preestablecidas, que salude de forma distinta a la que está acostumbrado, que coma y beba de forma distinta a la que le gusta, que dedique su timpo libre a ocupaciones que detesta, que ponga su persona a disposición de aventuras que rechaza, que niegue su pasado y su propio yo y, en especial, que, al hacer todo ello, muestre continuamente un entusiasmo y agradecimiento máximos.

El particular no quiere hacer nada de eso. Está poco preparado para afrontar el ataque del que es víctima, no ha nacido para ser un héroe, ni mucho menos un mártir. Él es, sencillamente, un hombre normal con muchas flaquezas, y además el producto de una época peligrosa. Así, dcide acpetar el desafío; sin entusiasmo, más bien encogiéndose de hombros, pero con la callada determinación de no ceder. Claro que es mucho más débil que su adversario, pero, naturalmente, también es mucho más ágil. Veremos cómo hace maniobras de distracción, esquiva los ataques, de repente vuelve al asalto, cómo se equilibra y para mandobles por un pelo. Habrá que reconocer que, en conjunto, para tratarse de una persona normal y corriente, sin rasgos especialmente heroicos ni propios de un mártir, este hombre se comporta de un modo muy valeroso. No obstante, veremos cómo al final ha de interrumpir la luca o, dicho de otro modo, cómo ha de llevarla a un plano distinto.

El Estado es el Reich, el particular soy yo.



------------Historia de un alemán. Memorias 1914-1933 (Sebastian Haffner)

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