BLOGGER TEMPLATES AND TWITTER BACKGROUNDS »

martes, 30 de noviembre de 2010

#34


Cada vez que escucho a Michael Bublé no puedo evitar relacionarlo con la Navidad...)

A pesar de que me joda que la Navidad (comercialmente hablando) empiece tan pronto (hoy mientras bajaba al centro he visto colocar ya las luces de la calle Vitoria y las de Gamonal llevan un par de días puestas ya), me siguen gustando estas fechas. Tanto la Navidad como el periodo anterior, Diciembre entero, en el que empiezas a preparar la comida de Navidad, la cena de Nochebuena, si saldrás o no en Nochevieja con tus amigos... Y no puedo evitar recordar las Navidades pasadas...

Recuerdo los preparativos corriendo de la cena de Nochebuena porque mi madre trabajaba de tarde. Recuerdo partir el turrón para ponerlo con los mantecados y demás en la bandeja del salón (lo bueno de encargarse de los dulces es que siempre caen las migas y alguna peladilla en el proceso...). Las risas, las tonterías, mi primo pequeño en Año nuevo diciéndonos que iba a tener una hermanita, Nochevieja con los amigos, la nieve...

Recuerdo sólo las cosas buenas, aunque sé que hubo también cosas malas. Pero ahora mismo, eso no me importa...

domingo, 28 de noviembre de 2010

#33



Domingo.

Cuando piensas en domingo se te vienen a la cabeza dos cosas: o bien un domingo de verano, de esos que siguen siendo domingos aburridos pero en los que puedes salir con tus amigos a dar una vuelta o bien en domingos de invierno, en los que al día siguiente tienes clase y saldrías con alguien a tomar un café al bar de la plaza, pero hace demasiado frío, hay fútbol y tendrías que hacer cosas pero nunca las haces.

Bien. Mi domingo de hoy es uno de los segundos. Me encantaría ir al Cinema a tomarme un té con él, pasear un rato y hablar con él. Besarle, quizá. Pero hace demasiado frío, hay fútbol y tendría que hacer cosas. Pero sé que no las voy a hacer, a pesar de todo.

Asco de domingo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

#32



Hay momentos en la vida en que las rodillas te flojean y amenazas con caerte al suelo. Y, a veces, se cumple la amenaza; acabas en el linóleo con las rodillas magulladas y el pelo cubriéndote la cara. Pero otras veces sólo te tambaleas y lo único que necesitas es un punto de apoyo, un pequeño tercer pie.

Y, cuando ese tercer pie aparece, lo hace de repente. Como si alguien hubiera parado la escena, lo hubiera colocado, y hubiera vuelto a pulsar el play para que todo sucediera con normalidad. Y, de hecho lo hace. Retomas todo, sin darte cuenta casi, con renovadas fuerzas.

En mi caso, ha sido Dublín. La perspectiva de ese viaje en el horizonte ha hecho que mis ganas de superarme a mí misma en el baile sean aún mayores, después de todo lo que me ha estado rondando por la cabeza esta última semana. Queda mucho tiempo y quién sabe si saldrá, pero... Destino: Dublín.

(Sé que es muy pronto para decirlo, pero tenía que soltarlo <3)

jueves, 25 de noviembre de 2010

#31



Cuando tienes prisa, cuando te necesitan en la otra punta de la ciudad, hace frío, llueve, la mochila pesa sobre tus hombros, el autobús no llega, los semáforos se ponen en rojo antes de que tú los pases, hay atasco y la gente va más lenta que de costumbre.

Cuando tienes prisa, cuando te necesitan en la otra punta de la ciudad (pero cuando te necesitan de verdad), siempre llegas tarde. Pero siempre llegas. Creo que eso es lo realmente importante.

Y ni si te ocurra volvérnoslo a agradecer.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

#30



Hoy es uno de esos días que dejas que pasen con normalidad. Te levantas, haces lo que tengas que hacer, comes, coges el autobús, llegas a la universidad y dejas que las horas pasen lentamente, como si las agujas del reloj avanzaran el doble de lento. Como si el tic-tac se hiciera tedioso.

Hoy es uno de esos días lentos, aburridos. De esos que quieres que pasen pero no pasan. De esos que te llevas unas pocas sorpresas, que pasan desapercibidas. Un par de sonrisas, sin ganas. No porque no seas feliz, si no por nada. No sonríes, pero también podrías sonreír.

Simplemente, hoy no es el día.

martes, 23 de noviembre de 2010

#29



Tu interior... es dulce... a la par que amargo. Con unas gotas de inseguridad (no dije cuántas gotas), con un reloj que marca los segundos a destiempo, pero que al menos tiene agujas para marcar la hora. Tiene un pedacito de pastel que te hace ser lo más grande del mundo, aunque... también tiene una botellita que te encoge hasta que nadie te ve. En algún rincón de tu interior... hay un gato que sonríe oculto en la bruma... y la luna no brilla de noche, sino de día. Puede que las estrellas no sean más que puntos negros en un cielo brillante y que, pulsando un botón, pongas en negativo la escena. Como un carrete de fotos.

Simplemente... creo conocer tu interior. Tal vez me equivoque y sea todo justamente al revés... pero creo que me comprendes si te digo que tu interior es un mundo a parte, un continente diferente


Me hizo sentir bien. Simplemente me apetecía poner esta definición de mí misma que me hicieron el otro día. No sé si se equivocó o no, pero lo que sí sé es que es la forma más bonita en que me han definido en toda mi vida.

lunes, 22 de noviembre de 2010

#28



Cuando me paro frente a la pantalla y me planteo que quiero escribir sobre ti, no me salen las palabras. Causas tantas cosas que se contradicen en mí que no puedo decirlas todas, simplemente no me sale.

Me paro a preguntarme cuándo he decidido que quería escribir sobre ti hoy. Y dedido que es porque me has dicho que te ibas. No para siempre; afortunadamente no es un adiós definitivo. Pero si por un tiempo. Desapareces de mi vida, de las vidas de todos, para desintoxicarte, como bien has dicho tú. Está claro, allá cada uno con sus decisiones.

Pero, aún así, no consigo encajar el golpe de que te vas a volver a ir de mi vida. Otra vez. Como siempre pasa. En ocasiones como estas me doy cuenta de que ni tú ni yo tenemos remedio. Putos ciclos.

Joder, cada vez que escucho esta canción acabo llorando. Mierda.

domingo, 21 de noviembre de 2010

#27



Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me da pena la vida, los cambios de sentido,
las señales de stop y los pasos perdidos.
Me agobian las medianas,
las frases que están hechas,
los que nunca saludan y los malos profetas.
Me fatigan los dioses bajados del Olimpo
a conquistar la Tierra
y los necios de espíritu.
Me entristecen quienes me venden clines
en los pasos de cebra,
los que enferman de cáncer
y los que sólo son simples marionetas.

Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos,
las sirenas que ululan en las noches de fiesta,
los códigos de barras,
el baile de etiquetas.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira.

"Ideario", Cuenta atrás (Francisco M. Ortega Palomares)

sábado, 20 de noviembre de 2010

#26



Todos, alguna vez en nuestra vida, sentimos que sobramos de alguna parte. Quizá es verdad, quizá no.

Yo misma ahora tengo dudas. Pero, ¿sabes? Es tan sólo una intuición. Y, por supuesto, voy a seguir luchando. No tengo seguro que sobre allí y hasta que no esté completamente segura no voy a tirar la toalla; porque puede que luego me arrepienta. Tú deberías hacer lo mismo. Es una intuición. Fallida, por cierto. No sobras, no sobrarás.

Y no, no somos tres. Somos cuatro. Cinco si separamos el pack.

viernes, 19 de noviembre de 2010

#25



Esto es lo que pasa cuando una se hace ciertas ilusiones para una noche y ve que, poco a poco, todo lo que ha pensado que pasaría se va desmoronando poco a poco: se desmorona también.

Quizá no es tan exagerado, pero sé que podría haber sido una noche cien veces mejor. Pero bueno, tendrá que ser así. Malditos "no estoy de humor para salir".

miércoles, 17 de noviembre de 2010

#24



No sé si es porque estos días han sido muy largos o por qué, tengo la sensación de que ha pasado mucho tiempo entre el domingo y hoy, miércoles, cuando realmente sólo han pasado tres días. Supongo que he tenido mucho tiempo, que han sido días muy largo y en parte aburridos y en los que han pasado muchas cosas. Tantas que si me pusiera a hacer recuento, no creo que pudiera decirlas todas.

He dormido poco, he hecho mucho y he vuelto a dormir menos. Por eso el domingo (y lo dulce que fue) me parece tan lejano. Por eso el fin de semana parece tan atrás en el tiempo. Por eso me parece que pasó hace mucho. Si ya de por sí tengo una concepción muy mala del tiempo, esto lo empeora.

Ánimo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

#23



El Cinema. Ese bar agradable, de mesas de mármol y sillas de madera, donde los sábados por la noche te ponen rock español del bueno. Donde jugar al Trivial durante horas no se hace raro. Donde arreglar el mundo con un café es fácil. Donde saben poner verdaderos tés americanos calientes y que huelen a canela y limón.

El Cinema es ese típico bar-refugio, donde te sientes como en casa. Tengo muy buenos recuerdos de ese local. Y ahora añado uno a mi colección de momentos cálidos en invierno con un café en el Cinema.

<3

viernes, 12 de noviembre de 2010

#22



Ayer, cuando volvía por la tarde, la plaza Santiago olía a churros. Hace tiempo que el Espolón huele a castañas, que el café a mediodía me alivia y que me tengo que poner leggins debajo de mis vaqueros de rodillas rotas. Sopla el viento, silva entre los árboles y tira las hojas al suelo.

Cómo se nota la llegada del invierno.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

#21



Una pequeña parte de mi cabeza me pide que no piense en ello. Pero hay otra parte de mí que dice: "que le jodan a esa porción de razón". Y, de verdad, estoy hasta los cojones de que haya una especie de lucha interna dentro de mí. No me aguanto ni a mí misma, voy a aguantar a dos partes de mí que discuten entre sí.

Argh, mira que dije que este no iba a ser mi cubo de mierda, pero parece ser que no puedo cumplir una sola promesa de lo que digo.

En fin, resumiendo...: una mierda de día en el que sólo he pensado cosas que no debería pensar. Tengo unas ganas de irme a dormir que no puedo con ellas, de verdad.


Nota: esa canción es la que me pongo siempre que salgo de casa hacia la universidad porque me alegra el camino hacia la parada de bus... Luego que el aleatorio haga lo que quiera, pero así consigo salir con una sonrisa del portal.

martes, 9 de noviembre de 2010

#20



Cuando llega la noche, las farolas se encienden, el sol da paso a la luna y las estrellas, los coches dejan de pasearse a sus anchas por las carreteras, el silencio impregna las calles... empiezo a sentirme muy cómoda.

Me gusta la noche, qué se le va a hacer.

lunes, 8 de noviembre de 2010

#19



Cada día hay pequeñas cosas que hacen que siga creyendo en el ser humano. Son pequeñas chispas, a penas un destello dentro de un mundo de oscuridad que es el hombre; porque desgraciadamente los malos actos son más y más ruidosos (es como en una clase de cuarto de la E.S.O. ¿A quién se oye más? A los 'malos'). Pero, aún así, siempre hay pequeños rayitos de esperanza que iluminan un tanto el firmamento incierto.

Y es que hoy he visto cómo un grupo de gente se ponía a pasearse por las calles de ¿Madrid? (ni lo sé ni me importa; el lugar no es lo esencial del asunto) repartiendo poesías a los viandantes y llamando a los telefonillos para recitárselas desde el portal.

¿No os parece precioso? Porque a mí sí. Precioso y maravilloso que gente que, en vez de quedarse en su casa viendo la tele tirado en el sofá, salga a la calle de motu propio y se ponga a repartir sonrisas a diestro y siniestro. De verdad, ojalá hubiese más gente así en el mundo. Es lo que hace falta, joder.

domingo, 7 de noviembre de 2010

#18



Hoy, como en la vida real me pasa a veces, no me apetece decir nada y me apetece decirlo todo sin palabras. No sé si el resto del mundo lo entendería, pero yo sí lo hago y realmente (lo siento si suena egoísta) ahora mismo me da igual que el resto de la gente me entienda o no.

Hoy, al igual que lo fue el viernes, es un día totalmente para mí, para disfrutar en soledad. Aunque tengo ganas de compartirlo con alguien.

Hoy, llueve. Y me siento genial conmigo misma, a pesar de que no deje de soltar gilipolleces.

sábado, 6 de noviembre de 2010

#17



Las historias de amor más bonitas son las que suceden en lo que dura una mirada, en un roce de manos en el autobús, en una sonrisa de disculpa por haberse chocado con alguien. Las historias de amor más bonitas son las que se pueden resumir en un cortometraje de 6 minutos. Las historias de amor más bonitas son las más cortas.

A veces me arrepiento (por buscar una palabra para definirlo ya que, en realidad, no me arrepiento de nada) de haber hecho que la historia que tenían nuestros ojos pasara de las miradas a las palabras. Fue bonito sin hablar.

Quizá lo estropeé todo con mi estúpida obsesión, pensando que podía salir bien, que tenía que salir bien. Tonta de mí.

viernes, 5 de noviembre de 2010

#16



Nunca es tarde para recordar este tipo de cosas.

Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre. Conspiración, pólvora y traición. No veo la demora y siempre es la hora para evocarla sin dilación.

Hace más de cuatrocientos años un gran ciudadano deseó que el cinco de noviembre quedara grabado en nuestra memoria. Su esperanza era hacer recordar al mundo que justicia, igualdad y libertad son algo más que palabras; son metas alcanzables. Así que si no abren los ojos, entonces os sugiero que permitáis que el cinco de noviembre pase sin pena ni gloria. Pero si ven lo que yo veo, si sienten lo que yo siento y si persiguen lo que yo persigo, entonces, les pido que se unan a mí , dentro de un año. Y juntos, les haremos vivir un cinco de noviembre que jamás, jamás nadie olvidará.

martes, 2 de noviembre de 2010

#15



Aborrezco la rutina. Levantarme temprano, alrededor de las nueve de la mañana, para intentar aprovechar el día haciendo algo útil. Llegadas las dos y media, comer rápido para que me de tiempo a coger el bus que pasa una hora más tarde para ir a la universidad. Cuatro horas y media de clase después, salgo y vuelvo a coger el bus que me dejará en mi casa a eso de las nueve de la noche. Cenar (eso si ceno) y hacer cosas que durante el resto del día no hago.

Y, a la mañana siguiente, vuelta a empezar.

Pero lo peor no es la rutina, porque siempre hay algo que alegra un poco tu día gris y rutinario. Siempre. Lo peor es saber que necesitas de esa aburrida rutina para sobrevivir. Saber que si no la tuvieras, tú misma te harías otra porque no sabes vivir sin ella.

lunes, 1 de noviembre de 2010

#14



No penséis que no me acuerdo. Todavía nos quedan un par de cuentas pendientes que resolver (madre mía, suena como si fuera un capo de la mafia siciliana). Nos queda Casablanca (que no París) por terminar de ver. Nos quedan magdalenas. Nos quedan fotos. Nos quedan sonrisas. Nos quedan muchas cosas por vivir.

El otro día con vosotras, en el baño del albergue, mientras nos duchábamos para quitarnos toda la sangre que teníamos encima por culpa de nuestro queridísimo cosplay, sentí que todo lo que había pensado que nos pasaba era una tontería. Mientras bailábais Danubio Azul mientras yo estaba en la ducha frotando y frotando, y, en general, en cada momento con vosotras en este fin de semana he sentido que cada vez hay algo que nos une más y más. Y esa sensación me encanta.

Os echo de menos, claro que si. Pero eso también quiere decir otras cosas...