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viernes, 29 de julio de 2011



¿Y qué si quiero pasar las noches contigo?
¿Y qué si quiero acurrucada en tu costado?
¿Y qué si quiero despertarme y verte al otro lado del colchón?

viernes, 22 de julio de 2011

#142



-Nada. La gente lo resiste todo durante la guerra.
-Es muy cierto. Lo resisten todo. Enviarán a sus hijos al espacio en un número ilimitado para que mueran horriblemente en naves espaciales destrozadas. Aguantarán los bombardeos enemigos, aunque esto signifique tener que vivir de pan rancio y agua fétida en refugios excavados a ochocientos metros de profundidad. Pero es muy difícil soportar las cosas pequeñas cuando el entusiasmo patriótico de un peligro inminente no existe. Va a ser un final en tablas. No habrá sufrimiento, ni bombardeos, ni batallas.


La fundación, Isaac Asimov.

miércoles, 13 de julio de 2011

#141



A veces pienso que todo sería más sencillo si me fuera a vivir a una casa alejada en medio del monte.

domingo, 10 de julio de 2011

#140



En las películas, los personajes melancólicos siempre tienen una cajita de madera o de cartón en la que guardan todos sus recuerdos de cuando eran jóvenes o pequeños: cartas viejas, fotos de los amigos o de aquella ex que se fue hace mil años, juguetes de plástico... cualquier tontería que hace que el personaje se siente con las piernas cruzadas en el centro de la habitación y se ponga a recordar tiempos pasados.

Yo, en cambio, no tengo cajita de madera donde guarde esas tonterías que me hagan recordar el pasado. Creo que la cajita como tal soy yo y no sé si eso es bueno o es malo, porque no tengo el poder de controlar mis recuerdos, no tengo la capacidad de recordar las cosas cuando y donde yo quiero, si no que vienen porque si.

sábado, 9 de julio de 2011

#139



Un muerto encierras - Ismael Serrano
Como tantas madrugadas encerrados en un coche,
en una calle sin luz, una calle sin nombre,
los dos frente a frente se miran despacio,
tras dedicarse al amor y su trabajo.
Secan su sudor, secan su sudor,
tal como han aprendido, no han olvidado.

Él piensa "ya nada es lo de antes,
la vida debe estar en otra parte",
donde no la divisa porque ella le ciega
con cárceles de oro, con amor sin tregua.
Ya nunca volverán, ya nunca volverán,
ya nunca volverán a hacer nada por vez primera.

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.

Él le regala unas manos llenas de mentiras,
ya no le parece tan bello el cuerpo que acaricia.
Ayer eclipse de sol eran sus pupilas,
hoy son lagunas negras donde el mal se hacina.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se termina.

Ella ya no ama sus vicios, le busca en los ojos,
pasa un ángel volando y se encuentra con otro.
Ayer sus dos brazos eran fuertes ramas
donde guarecerse, hoy son cuerdas que atan.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se acaba.

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.

Él decide por fin vomitar las ideas,
ella lo sabe y tranquilamente lo espera.
Sin calma planea su fuga este preso,
ella no lo mira, no aguanta su aliento.
Ya llegó el final, y van a encontrar
en su corazón arena de desierto.

Perdida la calma, se pone muy serio,
cunde el pánico y le invade un horrible miedo.
Su boca cobarde pronuncia: "Te quiero.
No te vayas nunca, no te vayas lejos".
Y ella echa a temblar, ella echa a temblar,
ella echa a temblar: "Yo también te quiero".

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.