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sábado, 31 de diciembre de 2011

#180



Hoy es el último día del año y se supone que debería estar alegre, contenta, rebosante de felicidad... Acaba un buen año y empieza uno que parece que va seguir el mismo camino. Pero, como no, no todo podía ser bueno hoy. Algo tenía que aparecer y joderlo todo.

Si... y, para variar, tienen que ser problemas en casa. Empiezo a estar cansada del mismo tema prácticamente todas las semanas.

Y si el problema es las cosas que digo, lo tengo muy sencillo: no decir nada. Pero entonces me dirán algo porque nunca les cuento nada. En serio, parece que nada de lo que hago en esta casa está bien. Y me empiezo a cansar de las mismas acusaciones, las mismas lágrimas y las mismas palabras hirientes. Por ambos bandos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

#179



Este mes y, en concreto, estos días, es el momento de los balances, los recopilatorios, los arrepentimientos, las enmiendas, los perdones, las memorias... ¡Pues no me da la gana! Ni balances, ni recopilatorios, ni arrepentimientos, ni enmiendas, ni perdones, ni memorias.

Lo que hiciste, lo hiciste. Lo que no, no lo hiciste. Y un fin de año no va a cambiar lo que es así por pura física.

Si. Hoy estoy desencantada con la navidad. Y el mundo no me da razones para sentirme de otra manera...

jueves, 22 de diciembre de 2011

#178




Soy una inconstante. Lo sé. Una maldita inconstante. Pero supongo que son cosas que hay que soportar de uno mismo. Saber vivir con ello si no eres lo suficientemente fuerte o como para conseguir cambiarlo. Qué se le va a hacer, hay gente que nace con la fuerza de voluntad justa y necesaria.

Ahora mismo estoy sentada en un rincón de mi habitación. Si, ese junto a la ventana, al lado de la mesa-estantería, con los pies apoyados en el radiador; estaba leyendo. Pero mirando por la ventana a la gente, a los coches, las luces de Navidad que estoy empezando a soportar a fuerza de costumbre, me ha apetecido escribir algo sin sentido. Aporrear el teclado en un sitio en el que se me esté permitido hacerlo.

Y, ¡bingo! Este es el mejor lugar, uno que yo misma me construí para situaciones como esta, para aporrear el teclado sin propósito alguno, si acaso ese mismo, el de aporrear el teclado. Aquí nadie va a juzgarme, Aquí nadie va a sorprenderse porque lo haga. 365 es el lugar indicado para este tipo de tarde de jueves, recién empezadas las "vacaciones" de Navidad, sin nada que hacer, sin ganas de hacer cualquier otra cosa que no sea leer y aporrear, aporrear y leer. 

Todos tenemos tardes del estilo. Tardes tontas.

Y me da la sensación de que me voy a ir callando ya. Suficientes tonterías inconexas están saliendo de mis dedos esta tarde-noche.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

#177



Ya no sé ni qué hacer. Ni qué decir, y en el caso de que supiera qué decir tampoco sabría cómo decirlo. Llega un momento en el que te sientes tan impotente que lo único que quieres es meterte en su cama, hacerte una bolita a su lado y dejar que el tiempo y las palabras resbalen por encima de las mantas. Como si nada pudiera entrar.

Como si fuésemos un par de niños que piensan que la manta y la cama son el refugio más poderoso de todos, que nada puede entrar allí, ni el monstruo más poderoso.

jueves, 8 de diciembre de 2011

#176



Es curioso como, cuando yo me sentía sola, el resto del mundo parecía emparejarse por todos los lados. Les salían novios, ligues y rollos de debajo de las piedras. Y nadie conseguía comprenderme; o eso pensaba yo. Y ahora, que soy yo la que ando emparejada, parece que es el resto del mundo el que se siente solo y el que piensa que nadie consigue comprenderlo.

Es difícil hacer restrospectiva. Intentar sentirse como te sentías antes. Intentar comprenderlo. Y como creo que lo hago, sé que nada de lo que yo pueda decir o diga va a cambiar cómo se sienten ellas.  Y eso es frustrante.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

#175

Lo siento. Soy una bocazas.

Odio llorar de esta manera.

Y, por primera vez, no habrá canción. No puedo. No puedo poner canción. Simplemente no puedo.

martes, 6 de diciembre de 2011

#174



Me pregunto por qué siempre me identificaré con personajes secundarios. Por qué mi simpatía siempre irá hacia ellos. ¿Será porque yo soy una? ¿Un personaje secundario más, que aparece en ciertos momentos, dice o hace algo y luego desaparece, hasta el siguiente capítulo? ¿Un personaje que no tiene más importancia de la debida o incluso ni eso?

Aunque, ahora que lo pienso, ser un personaje secundario no está tan mal. No es tan cansado. No es tan agotador. No tienes tantas responsabilidades como el protagonista y se te permite ocultarte entre las sombras, observar, calibrar y, después actuar.

Qué peligrosos son. En eso nos diferenciamos. Yo no soy peligrosa.

domingo, 4 de diciembre de 2011

#173



Aburridos y largos domingos por la tarde... en los que lo único que te queda es el refugio de un café con leche caliente o un té con miel y canela, acompañado de un buen libro o una película larga y llevadera, que hagan que la tarde desaparezca haciéndose noche y llevándote directa a la cena y, después, a la cama, enfilando una nueva semana.

Si. Los domingos son aburridos.

sábado, 3 de diciembre de 2011

#172





Tenía la cabeza llena de gente.
Politeísmos, Álvaro Naira

jueves, 1 de diciembre de 2011

#171



Algún día acabaré por enfadarme y te pegaré una bofetada, a ver si eso lo escuchas.