Con él era muy fácil atravesar la raya y regresar sana y salva al otro lado, caminar por la cuerda floja era fácil mientras él estaba allí, sosteniéndome.
Luego, lo único que tenía que hacer era cerrar los ojos.
Él se encargaba de todo lo demás
Las edades de Lulú.
viernes, 4 de noviembre de 2011
#163
Publicado por Vainilla en 23:57
Etiquetas: Bunbury, literatura
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