Ahora mismo estoy sentada en un rincón de mi habitación. Si, ese junto a la ventana, al lado de la mesa-estantería, con los pies apoyados en el radiador; estaba leyendo. Pero mirando por la ventana a la gente, a los coches, las luces de Navidad que estoy empezando a soportar a fuerza de costumbre, me ha apetecido escribir algo sin sentido. Aporrear el teclado en un sitio en el que se me esté permitido hacerlo.
Y, ¡bingo! Este es el mejor lugar, uno que yo misma me construí para situaciones como esta, para aporrear el teclado sin propósito alguno, si acaso ese mismo, el de aporrear el teclado. Aquí nadie va a juzgarme, Aquí nadie va a sorprenderse porque lo haga. 365 es el lugar indicado para este tipo de tarde de jueves, recién empezadas las "vacaciones" de Navidad, sin nada que hacer, sin ganas de hacer cualquier otra cosa que no sea leer y aporrear, aporrear y leer.
Todos tenemos tardes del estilo. Tardes tontas.
Y me da la sensación de que me voy a ir callando ya. Suficientes tonterías inconexas están saliendo de mis dedos esta tarde-noche.
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